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domingo

Alabanza a la vida

Dando gracias desde que amanezco, 
abriendo los ojos y pudiendo ver,
levantándome de la cama 
sin depender de un factor externo,
sirviéndome de los regalos mundanos
que se ofrecen a mi merced.

Escuchar, sentir, paladear... 
cada sentido provoca una explosión de reacciones 
que te conectan a la Tierra 
y te colman de gratificantes experiencias.
  
Como todo es un aprendizaje,
también hay que aprender a observar para disfrutar.
Déjate llevar sin más…
Oxigena tu mente y tu ser.
Haz feliz a tu alma y sonríe por doquier.

jueves

Con quien si no

-Compartiría la linda visión de nuestra primera estrella fugaz de la noche, de estela y recorrido espectacular, en que San Lorenzo vertió sus lágrimas de nuevo en el cielo. Solo tú y yo de los presentes en la cima de esa montaña se lleno de ilusión en ese preciso instante.

-Restaría importancia al molesto viento yendo en moto, viendo que es un agradable paseo con una persona que me mima y me colma de atenciones, en este caso recogiéndome en casa y sirviéndome en la cena, tinto de verano sin alcohol.

-Pasaría la noche improvisada de un sábado dando vueltas con el coche durante dos horas, escuchando durante el trayecto “La (psicodélica) guerra de los mundos”,  (¡¡La guerra de los mundos nada menos!! Ni de países, ni de planetas…sino de los mundos!!, ja,ja), para buscar un faro y un par de calas, todo precioso desde la distancia y disfrutado del mismo modo por no hallar intimidad… Y entre medias, degustaría un delicioso helado de Mc Donalds en un paseo marítimo mientras se sucedía un desfile de gente dispar.

-Me bañaría en la playa entre preciosas medusas, y contemplaría una enorme luna anaranjada rodeada de estrellas, hallándome entre dunas, semidesnuda, disfrutando de un masaje, y acatando la decisión de empezar la cena por el postre a base de un festival de caricias, besos y contacto piel con piel, con anécdota de tractores incluido…

-Minutos más tarde, en otro escenario de mar y arena pero más iluminado y concurrido, mientras todos celebraban la victoria de un equipo de futbol con saltos de alegría y hasta pólvora, me haría pasar en cuestión de segundos de una emoción a otra; del llanto provocado por una hermosa canción, a la risa derivada de una cómica historia escuchada con auriculares y representada con dibujos desde un proyector a una camiseta sujeta entre hamacas.

-Con quien si no iba a imaginarme danzando una canción de acordeón en Paris, iba a ver la espuma de las olas de diversos colores mientras la brisa me trae el olor a sal, e iba a valorar más y llenar por completo el significado de las “cosas pequeñas”, que en realidad son las más grandes y mágicas.