Datos personales

martes

Chispitas descontroladas

Ya llegaste arrasando,
enfrentándome al miedo,
sin darme opción a rechazar la oferta,
instigando a arropar con cariño tu afecto.

No me hechices,
tejiendo con el fino hilo
de tus virtudes y tu transparente encanto,
la sutil red que cautivaría mi corazón.

No juegues, amante idólatra de la picaresca,
coqueteando con bellas palabras,
ávida yo de sabiduría
respecto a la causa última de tu intención.

Mientras rezo esa plegaria,
siendo presa de ese magnetismo

que me atrae hacia ti,
voy cayendo inevitablemente,
sin que puedan dar remedio
ungüentos y otros mejunjes,
licores ni soledades.

Baile de mi corazón con tu cerebro

Estuve a punto de permitir a un impulso dar a luz al beso que se gestó en mi boca y pretendía nacer en tus labios, pero la gente, la música y tu cerebro lo detuvieron, y acabé abortando la misión antes de asimilar esa decisión.

Un rato más tarde, con la tentación aún latente, el brillo de tus ojos reflejado en mi mirada debió manifestar a gritos el deseo que amenazaba cumplir, en medio de esa complicidad sincronizada, tan especial, profunda y delicada, y a la vez, estéril.