Ya llegaste arrasando,
enfrentándome al miedo,
sin darme opción a rechazar la oferta,
instigando a arropar con cariño tu afecto.
No me hechices,
tejiendo con el fino hilo
de tus virtudes y tu transparente encanto,
la sutil red que cautivaría mi corazón.
No juegues, amante idólatra de la picaresca,
coqueteando con bellas palabras,
ávida yo de sabiduría
respecto a la causa última de tu intención.
Mientras rezo esa plegaria,
siendo presa de ese magnetismo
que me atrae hacia ti,
voy cayendo inevitablemente,
sin que puedan dar remedio
ungüentos y otros mejunjes,
licores ni soledades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario