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martes

Fuga de inteligencia emocional

Cuando la amargura
fue inyectada en su cerebro,
sus contaminados pensamientos
hicieron sin condescendencia,
de su voz un riesgo para mis oídos.

Desde ese momento 
sólo gruñe y huye, 
presa de inmadurez inadmitida;
pero debemos perdonarla,
pues nadie sufre más 
esa constante insatisfacción
como ella misma;
padece más esa realidad aislada,
alternativa de díficil cura 
al carecer de humildad 
e ignorar el concepto de convivencia. 

No condenes y enjuicies
sin conocer las previas circunstancias,
inherentes ya a su experiencia
y a los resultados que ahora reporta.

No mires sus pupilas de fuego;
desatiende a su afilada lengua;
prescinde de intentar operar 
sus putrefactos órganos;
omite su presencia sin más;
que algún día ha de darse cuenta 
de que perdió una gran fortuna 
que por poco tiempo retuvo 
y no recuperará jamás. 

En su burbuja hermética permanecerá,
rebotándole sus absurdos improperios,
sus audaces desplantes
y el reflejo de su imagen 
desfigurada de manera voraz. 
Qué desfachatez...

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