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lunes

Renacer en el jardín de las turbulencias

Desde su balcón sobresalían, 
pareciendo trepar por encima 
del desteñido metal, frío y duro,
múltiples flores de diversos colores vívidos
y de intensa aroma embriagadora.

Desconchones en la pared, 
de un ocre tierra.
La mirada perdida, azul mar, 
moteada de verde césped 
del utópico paisaje de sus sueños.

Ensimismada y sumida 
en su paraíso personal, 
olvidó incluso su nombre.
Abandonó sus pensamientos 
para transformar en calma 
sus inquietudes.

Sobre sus encogidos hombros
una manta que ya le pesaba.
El agobio hizo 
que se despojara de ella.

Sorbió de la taza 
la infusión amarga 
dulcificada por terrones de azúcar 
hechos con el molde 
de su aterciopelado rostro.

Un mechón de su cabello se descolgó 
sobre su despejada frente 
como una liana,
mientras observaba próxima a ella,
revolotear, una mariposa.

Se avecinaba gota fría.
Destellos en el techo del subconsciente,
el cielo de lo misterioso,
creaban confusión en su interior 
abriendo grietas irreparables.

Boca balbuceante, interrogativa,
ansiando ser acallada por otra,
vengativa, arrebatadora,
innecesariamente de un ser con corazón.
  
Despertó y enterró 
turbios recuerdos,
y cambió el abono a sus plantas,
por no verlas marchitar.

Las regó con esperanza
y energía renovada,
prometiendo en su presente 
un futuro mejor, carente de dudas,
que no iba a derrochar.

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